De los Chuches Catalanes, al Mecato Colombiano.
- Paisa lanes
- 14 oct 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 17 dic 2020
El jueves pasado Rafa llegó a casa con algo muy singular (sobre todo para él). Al entrar a casa, con las manos cargadas y sin que pudiésemos ver su rostro, llegó cantando y bailando mientras nos enseñaba lo que Catalina Giraldo, dueña y creadora de ‘Blin Blin Colombiano’ nos había enviado.
Era una ancheta preciosa y meticulosamente empacada con pequeños y grandes productos que se resumen en una sola palabra: #Nostalgia.
Una canasta rosa cuidadosamente llena de dulzura y juventud, empacada como un regalo en papel transparente con corazones blancos y una cintita (celo, para los castellano parlantes) dorada preciosa. Esta canasta vibraba de buena energía y autenticidad, propias de un alma joven.
Mi primera reacción fue abrazarla, me sentía en una fiesta (infantil) y yo era la homenajeada. Leidy, al identificar uno a uno los productos que contenía, automáticamente comenzó a cantar como en el comercial “Nucita, me encanta Nucita y si tu la pruebas, te encanta también” (sabemos que lo acabas de leer cantando).
A partir de aquel momento no pudimos volver a ser los mismos. Especialmente Leidy y yo, muertas de ganas de destapar y comernos cada cosa. Pero sabíamos que lo prudente era esperar, pues no podíamos comernos todo inmediatamente (así nos enseñaron en la casa), y además Rafa también debía participar, es nuestro catador oficial.


Ojo a la lista:
Galletas Saltín Noel tradicionales que nos están haciendo los desayunos y las meriendas más frecuentes de lo necesario.
Panela
Cheese Tris
Choclitos
Palomitas que se desvanecieron en la introducción de la película del sábado
Un mega paquete de Obleas que fueron el postre del domingo (y cuya preparación fue toda una actividad lúdica para Rafael),
Bombones de Super Coco
Frunas
Nucita
Quipitooooss
Arequipe Alpina
Barriletes
Avenita Alpina
(estos últimos los estamos ‘tasando’ para que la dicha nos dure bastante).
Diosss, esa ancheta es una verdadera joya.

Ella es Catalina, la culpable de nuestra felicidad y de alimentar nuestro niño interior.
Ahora entendemos por qué se llama Blin Blin Colombiano... Catalina lo que vende son las joyas de la tienda de la esquina. Sí, la de Don Miguel, Doña Teresa, Doña Gabriela (inserta aquí el nombre de tu tendero/a). Esa tienda a la que todos fuimos a hacer ‘los mandados’ cuando éramos los más pequeños, y debíamos ir a comprar todas esas cosas infaltables que acompañan los desayunos, almuerzos y mecatiadas de nuestra infancia y la de los peques de ahora. Lo mismo que hicieron nuestros padres, abuelos y visabuelos.
Catalina distribuye una joya que se llama #tradición, para darle ese toque de brillo y color a nuestras cocinas y alacenas lejos de casa.
Al día siguiente hablamos con la autora intelectual y material de esta iniciativa. Y corroboramos que no elegimos las cosas al azar. La misma energía y alegría que sentimos al recibir la ancheta, la sentimos al conversar con Catalina.
Hablar con ella era hablar con nuestras tías espontáneas, charlatanas, sonrientes, esas almas alegres que con todo lo difícil que han vivido en el pasado se han construido una nueva armadura: Sus sueños.
Catalina es una mujer dulcemente fuerte, alegremente arriesgada y amante de la recocha, la sana recocha como ella misma la llama.
Conocimos a una mujer revolucionaria, que no se queda quieta, enamorada del servicio, entregada a ayudar a las personas, y llena de creatividad para reinventarse.
Es una mujer arriesgada, que lo único que se le dificulta es decirle que No a las posibilidades. Es una mujer sin límites, que ha sido capaz de ir hasta Girona a llevar sus domicilios, se ha perdido en el tren para una que otra entrega o ha llevado domicilios que para otros “no sería rentable”, porque según ella, “Todo es ganancia”, y así es como se da a conocer y conecta con sus clientes.
Al llegar aquí comenzó ejerciendo su profesión de enfermera y cuidadora de personas mayores en Gernika en el país Vasco. Posterior al confinamiento y ya en Barcelona comenzó a distribuir las mascarillas que confecciona su talentosa madre (de las que obviamente quedamos antojados luego de su magistral exposición del producto), y en sus recorridos e investigaciones comenzó a distribuir productos de la canasta familiar colombiana, y artículos indispensables en las cocinas de nuestras madres y abuelas (la olla Imusa, la chocolatera y hasta la parrilla para asar como se debe las arepas).
Su principal interés es que sus clientes reconozcan que es una persona responsable, que cumple con lo que promociona: Calidad y Precio.
No pretende competir con nadie, no piensa en ganar con ventaja. Ella sólo ha encontrado una forma de vivir y estar en el mundo que se alinea perfectamente con su vocación de servicio y su espontaneidad. Por eso no se cambia por nadie.
‘Blin Blin Colombiano’ se ha convertido en la herramienta principal de Catalina para vencer sus miedos y perseguir sus sueños. Porque ella tiene un alma libre y espontánea, que se define por las ganas de seguir creciendo y ayudando, por eso se proyecta como una empresaria, porque quiere generar empleos y menguar el hambre de personas menos favorecidas.
Por eso lleva personalmente los pedidos en Barcelona y alrededores a pie, en tren o metro (de acuerdo a la cantidad y distancia) y no cobra el domicilio, cubre en domicilios a donde la lleve el tren o transporte público (Barcelona y alrededores).

Para destacar la variedad de sus productos, la presentación y los precios. Se pueden utilizar para regalos inclusive si eres de esos que buscan conectar con la infancia y con los recuerdos. Los productos duran mucho, bien administrados puedes tener una remesa mensual de alimentos para tu niño interior por un precio bastante justo.
Sus precios van desde los €1.50
Pregunte por lo que no vea es su lema.
Gracias Cata, nos has dado en toda la niñez.
Su teléfono: +34 666 62 97 56
Su Instagram: @blin_blincolombiano
Nuestros datos (para que te animes a que contemos tu historia)
Teléfono: +34 688 31 36 20
Instagram: @Paisalanes
Facebook: Paisalanes
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